viernes, 30 de mayo de 2008

Explicación racional


Mientras tomaba el primer mate de la mañana, Pefati abrió el diario. Pasó la sección internacional, leyó algún titular sobre información nacional y se detuvo en un recuadro pequeño de policiales: “Sigue prófugo el ladrón de supermercados”, anunciaban esas líneas. En silencio, mientras la radio sonaba de fondo, se sumergió en aquel artículo y decidió recortarlo. Con el papel en la mano, lo pegó en la pared de la habitación de su pequeño, gris y austero departamento de algún barrio del conurbano bonaerense.
Se lavó la cara, miró el espejo y en un instante en el que sintió como la vida lo atacaba con disparos de imágenes, reflexionó : “¿qué me queda?”. Sabía que lo buscaban, cargaba con más de cien asaltos en los últimos 15 años. Quizá tenía algo a su favor, nunca lo habían atrapado.
Pefati entró al robo meses después de haber sido despedido de la fábrica en la que trabajaba como operario de planta, comprada por una empresa brasilera a mediados de los años 90’. “Reducción de personal, Pefati” le dijo un trigueño de ojos color marrón en un español muy aportuguesado o un portugués muy españolizado. Al mes la pareja lo dejó por el dueño de una remiseria de su antiguo barrio. Nunca más supo de ella.
Esa mañana, después de pegar el artículo en la pared, salió a caminar por la avenida. Se detuvo en unos pocos locales, preguntó algunos precios pero no compró nada. Para el mediodía sus jeans algo gastados ya lo molestaban, frenó en una plaza, juntó algunas monedas del bolsillo y compró una cerveza Quilmes, bien fría. En la sombra que ofrecía un tilo, volvió a preguntarse: “¿qué me queda?”. No tenía familia, ni mujer, no reconocía a nadie como amigo, solamente algunos que bebían de la misma agua turbia, por necesidad o placer, que él, en fin… nadie.
A sus 41 años de vida, el destino le estaba haciendo un llamado de emergencia en ese momento, pero él no creía en el destino. Cómo iba a creer en eso, su destino lo había abandonado, su ángel no estaba en los momentos decisivos. Sólo la sombra lo acompañaba en las noches, mientras el hombre, como burlándose, instigaba: “qué raro que no me dejó mi sombra”.
Después de dar vueltas por la ciudad, cuando volvió al departamento de aquellos monoblock -obvio-, una patrulla estaba estacionada en la puerta con dos agentes. Mientras uno tocaba el timbre, el otro miraba para arriba buscando alguna ventana. La idéntica arquitectura de los bloques de cemento y la poca predisposición que tenían los transeúntes de la zona con cualquier tipo de representante de la fuerza, complicaron la tarea de los policías. Los efectivos decidieron, por su propia integridad, salir del lugar cuando caía el día sobre el humeante horizonte del conurbano.
Poner la llave en la cerradura, era para Pefati una muestra más sobre la soledad y falta de estímulo que lo rodeaba. El simple sonido de los metales chocándose resumía el apagado y sin sentido estilo de vida que llevaba. Mirar las paredes una y otra vez significaba encontrar día a día nuevas pequeñas imperfecciones.
Entró a la habitación, leyó uno por uno los casi 200 artículos periodísticos donde salía información sobre algún robo que haya cometido. Estuvo durante toda la noche mirándolos. La pregunta se volvía a aparecer por su mente y recordó. Buscó dentro suyo desde el primer registro de recuerdo. Era la madre, limpiando el piso en la cocina de su casa en la infancia mientras él pintaba sobre la mesa. Siguió reconstruyendo, esta vez apareció la primera novia, la de adolescencia y las tardes tomando cerveza en el parque.
Las figurabas pasaban, su terapia de autoayuda lo hacía olvidar, escaparse al mundo de sus recuerdos. Hasta que llegó al momento en el que se encontraba y la pregunta nuevamente, ya como una amenaza a su ser, aparecía: “¿qué me queda?”. Pero esta vez la respondió. Escribió la contestación dos veces, sobre dos papeles diferentes. Uno, el primer artículo que tenía sobre sus asaltos, el otro el último, ese que al inicio del día leyó. Sobre las líneas ya amarillentas de aquel Clarín del año 1993, con una lapicera roja escribió “nada”, los mismo hizo con la otra noticia.
Esa respuesta siginificaba una ausencia, una falta. Pefati nunca supo explicar falta de qué y a los dos minutos que terminó de escribir, agarró su revólver calibre 38, abrió la boca, sintió el frío del caño sobre sus labios y temblando apretó el gatillo.
A los pocos días, la policía encontró el cuerpo. Dijeron que se había suicidado porque Pefati sabía que ellos lo buscaban, tampoco supieron explicar.




dibujo Nahuel Torras

domingo, 18 de mayo de 2008

Camellos de ciudad

Nota que salió en el mes de noviembre del 07 en De Garage





CAMELLOS DE CIUDAD

Subidos a la impronta del rock joven, sumando la cumbia, el reggae, el ska y el candome, Se Va El Camello entra de lleno en los sonidos que están presentes hoy en día. Actuales pero con mucha proyección, Rockandrolldomeicumbia en plena urbe.

Por Facundo Cottet

Con la tradicional fórmula de amigos de la escuela, iniciaron su recorrido musical este sexteto. “Al principio era juntarse a tocar con dos guitarras” remarca quien llevará el hilo de la entrevista, Manuel Rodriguez, la voz rasposa y hasta arrabalera de Se Va El Camello. El resto de los integrantes se fueron sumando por allegados, coincidencias o causalidades. Al contar el cómo se acopló Julián Lizardo en la batería, la anécdota causó las risas de los presentes en la sala de ensayo. Un boliche bailable que poco tiene que ver con el rock fue el canal de aquél encuentro.
Las historias compartidas por los integrantes y sus códigos, desembocaron en el nombre de la banda. El famoso camello de los atados de cigarrillos tal vez haya hecho resto. “Le íbamos a poner Teloneros de..., pero lo cambiamos porque ya había una banda con ese nombre. Teníamos que tocar en una fiesta y no preguntaron cómo nos llamábamos y como jodíamos con el camello quedó Se Va El Camello” explican entre todos. “Era provisorio en realidad” destaca Esteban Penovi, el bajista. Esa ocasional designación subsistió y se transformó en una originalidad.
¿Cómo se definirían?..., con unos segundos de meditación, en los que “los pibes” se miran, Manu arranca diciendo que es una banda de Rockandrolldomeicumbia. Así todo junto, mezclado. Sus canciones pasan por esos matices. “Tiene ritmos latinos” dice Julián sentado en la batería, con ganas de empezar a ensayar. Damián Rosengurt, el encargado de hacer que las guitarras inviten a mover el pie y marcar el tiempo de los temas mas allá de que uno no los conozca, no se olvida de mencionar también la palabra reggae. Este estilo se mete en varios cortes, con timidez pero eficacia.
El grupo lo completan Tomás Rusconi en la guitarra que puntea constantemente y Federico Martino que se reparte entre la percusión de Se Va y la batería de Encías Sangrantes. Quizá esta última banda hable un poco por donde se ubican estos jóvenes, aunque parecen no agotarse en ese lugar. Pueden ser tranquilamente exponentes de un sonido bien platense, en relación con las bandas que actualmente resuenan por la ciudad, de hecho tienen un tema con el nombre diagonales. En la voz parece escucharse a Luciano “El chino”Angeleri, en sus primero temas de Don Lunfardo y el Señor Otario, en los movimientos escénicos también. Así mismo fueron reconocidos por Manuel Moretti, cantante de Estelares diciendo que “tienen la picardía platense” durante una entrevista al sitio Web lt24online.com.ar
Para volver a hablar de los inicios de la banda que este año cumple tres años de vida, Manuel retoma el hilo y tira “de toque grabamos, el tema Desde el fondo”. “Vos me mirabas a mí y me cantabas la letra” le comenta Julián a su cantante sobre aquellos inicios. Hoy ya no necesitan mirarse tanto y a las letras, mientras las canta Manu en el micrófono, todos los demás integrantes las acompañan para seguirle el ritmo. Los tres años de ensayos y toques en vivo lograron lo anteriormente redactado. Y todavía se siguen asombrando sobre la corta edad que tenían cuando decidieron embarcarse en este proyecto. Aún hoy tienen eso de rescatable, la mayoría no recibió su diploma de egresado secundario.
Las letras de Se Va… las podría haber escrito, a lo mejor, el polaco Goyeneche, o el pelado Cordera. En ellas corren vivencias y auto referencias que empujan dejar de serlo para ser tomadas por cualquiera que se sienta reflejado. Asimismo unas vacaciones en Villa Gesell también sirvieron de punto apoyo a la hora de la inspiración, agrega Damián. Corazón acelerado que atormenta los latidos/ y decide que esta noche otro sea mi destino…, marca el pegadizo estribillo de Corazón acelerado. La receta que parece inacabable en el rock: mujeres, noches y amigos escriben el discurso de Se Va El Camello.“Son medios tangueros los temas, yo noté eso” indica Manu y todos acompañan esta idea. Julián, gustoso, da su punto de vista y dice “A mí me re caben los temas y el tango”. Escuchar el tema Murga, con recitado y todo incluido es el fiel reflejo de los aires arrabaleros que se respira en el círculo de la banda.
La forma para componer no tiene un protagonista único, es decir alguien llega con la base de una canción y después se va modificando, cambiando, mutando. “Uno cae con un tema, nos aprendemos la estrucutura, las notas y después cada uno le mete algo. O un arreglo o un corte” remarca “El tomi” con la guitarra en el hombro, desenchufada, listo para empezar a tocar cuando esta nota concluya. “Antes de tener una versión final, pasa un tiempo, siempre vamos cambiando los temas. No nos quedamos siempre en la misma cosa” remarca, Julián. Y su declaración lleva a la pregunta sobre si siguen en la búsqueda del sonido. “El sonido está, de a poco se va aira definiendo, sobre todo con los temas nuevos. Vos los vas a escuchar y te das cuenta”, dice Manuel.
POR DONDE VA…
Para la fecha en la que alguien lea estas líneas, los seis adolescentes ya habrán hecho su segunda incursión más allá de los límites geográficos de la ciudad. El debut fuera de La Plata fue en la vecina localidad de Brandsen “Tocamos una vez en Brandsen y ahí sacamos un micro para ver que onda con la gente” expresa Dami. Su segunda excursión fue el bautismo de fuego en Capital Federal, en un barrio tan lufardesco como es San Telmo. Casualidad o presagio, como fuera, un entorno que calza a la perfección con lo que muestra Se Va el Camello. “Se complica un poco con el tema de la organización, porque como somos chicos todavía es un quilombo. Pero va a salir todo re bien” pronostica el vocalista con miras al 28 de octubre. No habla de política, día crucial para la materia, sino de su show en Mitos Argentinos.
Autogestionándose, como cualquier banda, van llevando sus demos a las fechas en las que tocan. Se copian sus propios CD’s, los empaquetan y maquillan. Con promesas de un disco debut para el año que viene, cerrarán el 2007 en Divano, 55 entre 10 y 11, el 30 de noviembre próximo. Tendremos que esperar hasta esa noche para escuchar el repertorio camello, donde, seguramente sonarán los temas que llaman a moverse y dejarse llevar en un ambiente festivo y directo. Y con deseo de este reportero, que se haga presente su versión de “La rubia tarada”. Una interpretación llevadera, cumbiera con alguna marca de ska. Apreciable de ser escuchada, ante tanta reversión, tributo y demás que parece imponerse en estos tiempos. Hasta entonces lo que queda si desean investigar un poco más sobre sus sonidos, la puerta virtual al mundo camello es www.purevolume.com/sevaelcamello.
Ya es viernes por la noche, afuera dicen que llueve o amenaza con estarlo. En alguna sala de ensayo del casco urbano de la ciudad de La Plata, bajo una atmósfera espesa de la cual somos parte, nunca nos enteramos si el cielo se cae a pedazos o no. El aire parece agotarse, hasta que empieza a sonar Se Va El Camello y terminamos olvidándonos de los anteriores sucesos.

jueves, 15 de mayo de 2008

Fur Elise: Estallando desde el océnao


Otra vieja nota nueva que forma parte del mes de abril 08 en De Garage.


Estallando desde el océano

Con disco terminado, llega a la ciudad Fur Elise, un plan perfecto tramado en tierras lejanas pero ejecutado acá. El camino parece recordar al de Luca Prodan con Sumo, aunque en este caso se trata de gente platense y adyacencias que muestran, según ellos, “un lenguaje nuevo dentro del rock hispano”. Pasen y lean.

Por Facundo Cottet
Cuando se inicia un camino, éste representa enfrentar nuevos o viejos desafíos. Para Florencio Cruz los retos que se le aparecieron en su ruta de viaje lo hicieron volver a sus orígenes y raíces. Es por eso que luego de vivir nueve años entre diferentes idiomas, costumbres, olores y sensaciones propias del viejo continente, la ciudad de La Plata lo readoptó logrando finalmente que esta persona encuentre con Fur Elise aquello que tanto anhelaba: satisfacer su deseo musical. “En Europa vengo desde hace dos años preparando un poco este proyecto de canciones, el sonido y el estilo; lo probé allá con otros músicos y no conseguí lograr el sonido que quería. Llegué acá, me contacté con mis mejores amigos que son “Pappo” (guitarra) y Juanma (teclados), les dije ‘esto es lo que quiero hacer’ me ayudaron y fuimos buscando posibilidades”, dirá para explicar cómo dio la banda sus primeros pasos y sobrepasar así el primer reto.
Pasemos al segundo capítulo de la historia: la formación. Cuando diciembre del 2007 acaloraba como de costumbre y recibía a la primera presidenta electa del país, a Fur Elise, sin nombre resuelto por esos días, se incorporaban Facundo Lizondo en batería y Jonathan Colazo en bajo, con la consigna de entrar a grabar un disco el 3 de febrero. “Fue todo medio raro, porque era tocar con gente que no conocía y que nunca había tocado, pero se armó una conexión media rara, copada, que hacía que salieran las cosas solas. No era desgaste, ni nada por el estilo, al contrario” expresa Facu, en tanto que Jonathan acompaña esta postura indicando que: “Mi desafío pasaba más que nada por el estilo de música, enfrentar otro estilo de música que no venía escuchando. Era por ahí música muy extranjera para mí, (nombra por ejemplo a The Strokes) y era algo que influenciaba a la banda en sí, pero estuvo bueno. A nivel personal de cada uno hubo una conexión copada y surgió esto que está bueno”.
La hoja de ruta nos hace detenernos ahora en la grabación del disco. Desde el primer ensayo, celebrado en el inicio del año, pasaron veinticinco sesiones hasta el momento de registrar sus sonidos. Las locaciones elegidas para grabar fueron los estudios porteños de Del Abasto al Pasto, Pichu Atd y Circo Beat, con producción artística propia y el trabajo de Gustavo Bilbao en la ingeniería de sonido, grabación, masterización y “entendimiento de la idea”. A estos nombres se le suma también el de José Tedesco en guitarra, que en palabras de Florencio “fue parte de todo este proceso alucinante. Grabó, mezcló e hizo todo con nosotros pero por motivos personales no pudo seguir”. (Hay que decir que para cuando lean estas líneas, la banda ya va a contar nuevamente con dos guitarras.)
El cd incluye diez canciones finales hechas su mayoría en Ámsterdam “bajo esa oscuridad gótica donde la palabra que oís en la calle es sólo un sonido que te aleja más de la comunicación social, pero que te ayuda a hablar más con vos mismo”, explica la garganta que paraliza. Y las menos, compuestas en estas latitudes, lo que hace que el producto terminado se aleje un poco de comparaciones con grupos nacionales. “No es tan patriota, no está gestado acá. Tiene nueve años de gestación afuera” dice Florencio, encargado de componer todos los temas, los cuales en su poesía trazan matices existencialistas, referidas a grandes temáticas como el amor, el planeta, el universo o uno mismo. La lejanía, acerca más fácilmente a estos estados de composición poética.
Ante la metodología adoptada por el grupo (primero juntarse a cerrar las canciones para grabar y, con el disco en la mano, arrancar a tocar en vivo) pareciera que los pasos tradicionales que llevan adelante la mayoría de las bandas se invierten en Fur Elise. Su tecladista, Juan Manuel Puente, nos dispersa cualquier tipo de especulación aclarando que “de todas maneras los ensayos fueron direccionados a la grabación. No es que ensayábamos, tocábamos y después dijimos ‘vamos a grabar un disco’.A medida que íbamos ensayando nos dimos cuenta de cómo queríamos grabarlo. De hecho la grabación estuvo diseñada en función de eso”. Florencio desglosa aún más esta idea de los pasos a seguir y remata: “muchas veces cuando vos tenés una banda montada, ensayás una vez por semana y vas estirándola graban un disco después de diez años capaz. En cambio este proyecto fue un mes de ensayo, un mes de grabación, un mes de preparación, y en tres meses proyecto terminado, presentable”.

Rompiendo fronteras
El disco atraviesa varios climas, pero siempre con la idea de mantener la atención; por momentos a base de teclados oscuros, bien acompañados por una potente batería y guitarras crudas, que se desafían entre sí, generando, quizá, una tensa calma en quien lo oiga. “Creemos que es un lenguaje nuevo dentro de lo que es el rock hispano” se anima a pronosticar Florencio. Esto también es producto de los conocimientos que pueden llegar a plasmar cada uno de los músicos como un todo. Un dato referencial son las influencias que tienen. “Estaríamos un par de horas diciéndote las influencias, porque en realidad cada uno tiene sus influencias y cada uno toca según las mil millones de cosas que escuchó” responde Juan Pablo Manes, “Pappo”, con guitarra al hombro, obvio. La voz de Fur Elise me acerca un poco más a la respuesta deseada y nombra a Radiohead, Strokes, Bob Dylan, The Killers King Crimson, Lou Reed… y la lista continúa.
Juanma habla sobre cómo sigue este anómalo viaje para Fur Elise y cuenta: “El primer objetivo era grabar el disco, ahora que está el disco lo que sigue es tocarlo. Salir a buscar posibilidades para hacerlo en vivo y hacer el proceso que nos falta. Como empezó directamente del disco la historia, ahora vamos por el vivo.” Para el mes de mayo está estipulada la posible presentación en vivo y así “ver que piensan cuando nos escuchen” desliza Florencio. Aunque el 30 de marzo, también habrán grabado el video clip del tema Tan Fácil, lo que hará que aquellos que deseen ver algo del material en su página web, en construcción por estos días, lo logren. Hay que aclarar que mientras esta nota se realizaba De Garage fue testigo in situ de la preproducción del material audiovisual.
La banda pareciera no encontrar límites en su búsqueda tanto musical como operativa, es por ello que más allá de mostrarse en la ciudad de las diagonales, la idea también será tratar de presentarlo en tierras españolas. La característica algo nómada del cantante facilita estas cuestiones.
Resulta difícil sacar a Fur Elise de un concepto abstracto cuando lo que se quiere es caracterizarlo y delimitarlo dentro de un lugar definido, además es sabido que los movimientos migratorios producen cosas nuevas o hibridaciones en la cultura, y la música no escapa de esto. Su nombre ya lo indica. Si quieren saber qué significa… no lo encontrarán explícitamente en esta nota, preferimos guardarnos la respuesta y que ustedes la descifren por su cuenta.
Lo que podemos aclarar es que la denominación de Fur Elise surgió ante la imposibilidad de utilizar el nombre que había surgido en un principio: GoG el cual, por cuestiones legales, no pudo seguir adelante. Mientras tanto desde esta página alimentaremos el misterio. Esperen hasta el número siguiente de De Garage para saber fecha, lugar e informaciones varias sobre lo que se viene sobre esta banda

http://www.fureliseart.com/

Tropel: El arribo de la revelación



Una vieja nota nueva que pertence a la edición del mes de octubre del 07 del diario De Garage.

Está desactualizada.



El arribo de la revelación

Formados a principios del 2007 con una prometedora proyección, el grupo busca servirse del pasado para transformarlo en algo propio e innovador. En este número hace su aparición oficial en De Garage, Tropel. Una ordenada combustión musical a punto de estallar.

Por Facundo Cottet

Si alguien busca en un diccionario el significado de la palabra tropel, se encontrará con la definición de: "Movimiento acelerado y ruidoso de varias personas o cosas que se mueven con desorden". Es por ello que al imaginarse una banda de rock con ese nombre, quizá juegue en la percepción de uno, eso: desorden, ruido, quilombo... en fin, de poca claridad, pero escuchar a Tropel resulta acaso todo lo contrario. Con un concreto sonido en vivo, donde la diferenciación y el aprecio de los instrumentos es claro, este cuarteto plantea, en palabras de su tecladista Santiago D’ Elía, "un estallido de colores y sensaciones". Aunque para la voz y guitarra del grupo, no suena descabellado pensar en la idea de un tropel con las condiciones que la banda explora y explota, sobre todo con las bastas influencias que proponen "es un movimiento de muchos sonidos, muchas influencias" dispara Lucas Vanza.
Lo cierto es que este grupo, que se completa con Juan Manuel Baigorri, "el corto", en bata, y Uciel Akimenco en bajo, recorre los años lejanos del rock, ese que busca redescubrirse en, porque no para citar un ejemplo, el delirante "Peter Capusotto y sus videos". Tropel en un mismo tema, puede pasar por la serendiad que logra marcar Spinetta, hasta el desenfreno esbozado por Deep Purple o Led Zeppelin y es ahí donde se encuentra la esencia misma de la banda. "Creo que a los cuatro nos tira mucho más lo viejo, por eso lo representamos en lo musical" indica el corto . Los 60' y 70' marcaron a fuego los oídos de este grupo platense.
Pero no se agotan en la historia e idealización creativa de aquellos años en sus canciones, residen en el presente y esto lo tienen muy en claro. "Además es una banda que se formó en el 2007, no podés evitar eso del presente y la realidad que nos rodea" refuerza Santi. "Con la cabeza en el presente para concientizar" marca Lucky en alusión, por pedido de este reportero, a su obra "Claustro de ausencia". "Justamente ese tema hace referencia al terror de la Argentina hace 30 años" y el giro literario del cantante da cuenta de esto con recursos que llaman a la reflexión y buscan dejar un mensaje Sigue esa pregunta que te haces constante/ el porque ésta sucia realidad o, dentro del mismo track, Que no se repita lo grito, lo lloro....Un discurso que tan bien nos viene a colación con las frases que escritas en las paredes reclaman por la vida y no logran callarse a través del tiempo.
También algún que otro desencuentro amoroso late en sus canciones, Ya no quiero perderte otra vez/recuerdos, llamadas, presagios, desierto, no hay nada.... Una tesis difícil de abandonar cuando se empieza a recorrer en el interior del sentir de las personas y una técnica que muy bien ha sabido adoptar el rock.
La fusión se muestra como una característica elogiable en Tropel y su tecladista, casi protagonista a esta altura de la entrevista, responde a dicha idea indicando como uno de los conceptos fundamentales de la banda "fusionar el sonido nato de cada integrante y hacer un sonido único". Esa tan preciada asociación también se refleja en el día a día del conjunto, donde las opiniones coinciden entre los cuatro, uno puede darse cuenta al verlos tanto arriba como abajo del escenario y fuera de vergüenzas u orgullos propios, la voz de Tropel marca como algo para destacar "la energía que se fue gestando desde que arrancamos hasta ahora(seis meses). Todo el tiempo hay un vínculo zarpado entre nosotros, como una unión fuerte".
Probablemente estas frases de los... ¿tropeleros?, para darle algún apelativo, no vayan en contradicción con lo que significa el proceso de composición musical de sus obras. Todos coinciden en que la gestación y formación de temas, si bien puede surgir de uno en especial, automáticamente se transforma en Tropel y cada integrante termina aportando lo suyo a nivel musical. Eso dentro de esta esfera donde la "justa", como ellos la llaman, cantidad de personas facilita la fluidez de la banda, pero ¿qué pasa a nivel organizativo? "A nivel organización se complica un poco más, porque somos cuatro. Entre cuatro personas hay que hacer todo y ahí es cuando necesitamos un poco más de apoyo", responde, sin dar muchas vueltas, Santiago.

Dejar una huella
Cuando este vertiginoso y fugaz 2007 se estaba despidiendo del verano, para darle la bienvenida a un otoño que pasó sin pena ni gloria por estos aires, hubo cuatro amigos que empezaron a juntarse y gestar, cada uno con su historia, algo que los amalgamaba para hacer una vía distinta a lo establecido "ir sumando de a una personita para lograr un Tropel que estalle y se diferencie" dirá "el tecla ", apodado así por sus co-equiper arriba del escenario.
Pero recorrer este camino no es nada fácil, como tampoco lo es escapar del sistema que hoy rige, donde las productoras y diqueras son las principales protagonistas. Por eso De Garge dejó volar por un rato la imaginación y pensar en ¿qué harían si....?y la pregunta fue directa. ¿Qué harían si el día de mañana viene una productora con el maletín lleno de plata?, a los que los chicos respondieron, "eso nunca nos lo planteamos, pero yo creo que si viene una productora, nos pone el billete y nos dice "bueno van a hacer lo que yo quiera" vamos decir que no". Pero admiten que si se encargaran de la prensa y difusión de fechas y se alejarán de lo musical lo pensarían. "Habría que ver bajo que punto de discusión es la propuesta" agrega Uciel.
Lucas se hace por un rato protagonista antes de la siguiente pregunta para dejar bien en claro que postura tiene la banda en toda esta temática "apostamos más que nada a la música independiente. Creemos que la producción independiente es lo que va a llevar al cambio, si querés llamarlo de alguna forma, de este sistema". Y continúa, "nosotros no vivimos en anarquía, tampoco somos hippies ni nada de eso. Estamos dentro del sistema, no lo podemos esquivar".
Otra singularidad de esta banda, que recién empieza a trazar su propio sendero, es que, a diferencia de otros grupos, primero se juntaron para tener un registro antes de subirse a cualquier escenario. "Hicimos sonar medianamente los temas y ya nos metimos a grabar" apunta El corto, quien le pega a los parches y platos con la fuerza exacta para encontrar el sonido vintage. Ni muy fuerte ni muy débil, lo justo. Ese embrión de la grabación todavía no se plasmó en un primer disco, sino que se trata de un demo cuyos temas fueron subidos a la red de inmediato. Con sólo chequear www.purevolume.com/tropel_rock nos chocamos con el tropel de sonidos que se intenta reflejar en esta nota. Igualmente los objetivos del grupo no se agotan en difundirse en la web, ya para el año que viene planean tener su primer hijo (tranquilos madres, padres, novias o amantes, estamos hablando del soñado primer CD)."Tenemos en mente, por ahí, el año que viene grabar un disco un poco más grande que el demo actual de cuatro temas. " indica Santi.
Como a todos los conjuntos del under platense, las posibilidades de hacer diferentes shows con una cierta continuidad se dificulta y no precisamente por el hecho de que falten ganas. En este orden las carencias se manifiestan por otro lado, muy bien lo ilustra Uciel diciendo que :"todas las bandas te van a decir mas o menos lo mismo. La opción es cubrir cierta plata en lugar y sonido y desde ahí manejate. No hay un lugar donde vas, plantás las cosas y tocás. Pero es la problemática que tiene todas las bandas".
Con el correr de la entrevista, Uciel sigue sumando su voz. Al ser consultados en como preparan una fecha, el bajista explica que "Creo que en el día a día. A medida que uno ensaya y se aproxima el momento del recital. Esa es la esencia de la banda". Ya van por su tercera presentación en vivo y a medida que éstas transcurren, se incrementan las apuestas para que sea un verdadero show. "Una fecha no es solamente musical, también tenés que ver el tema de la escenografía, del por qué de la fecha, del significado de la fecha en sí." Indica Santiago, a lo que Lucas agrega "de a poco vamos a ir metiendo un concepto".
Tropel, el 20 de octubre se estará presentando en la avenida 1, sobre las tablas del "Ayuntamiento", es por ello que la voz, de cara a sus futuros vivos, no ahorra energía y sentencia, "Yo creo que la gente se va a encontrar con un sonido diferente a lo que se viene escuchando en la ciudad de La Plata. Venimos con una propuesta diferente".
Cuando las rotativas de este diario se estén cerrando en una aglomeración de información rockera, la primavera hará su entrada triunfal en el calendario estacional. Las flores crecerán, la vida reproductiva se dará rienda suelta y un conjunto que se encuadra muy bien en el florecimiento trazará las líneas finales de esta nota. Tropel fue descubierto por De Garage justo cuando el verde de la hierba comienza a reflejare en la pupilas de las personas, por eso el grupo se contextualiza perfectamente con todos los adjetivos que a la primavera encierra. Gozan de floración, frescura, espíritu y juventud; o como dice su tema Reloj "Quiero ser un pétalo, un rayo de sol". Al fin y al cabo no es más que eso: el deseo mismo de algunas mentes de permitirse escapar de la rutina que a veces nos termina esclavizando.

http://www.tropelrock.blogspot.com

sábado, 10 de mayo de 2008

Se Va el Camello:Poética de barrio en zapatillas de lona




Esta nota estaba programada para la salida de mayo del diario De Garage y por cuestiones de índole "cibernéticas-estructurales"(cosas que pasan), ajenos a quien la redacta, no pudo ver la luz en la tinta impresa del diario, por eso decidí la publicación... Más adelante colgaré antiguas notas nuevas sobre algo de lo que pasa con el rock en la ciudad de La Plata.






Se Va El Camello: Poética de barrio en zapatillas de lona.




Por Facundo Cottet




Afuera, una noche estrellada, fría y despoblada actuó de contexto para que unos pibes se juntaran. Adentro, Se Va El Camello presentó su primer disco, “Mil cumbias y rockanroles”, ante casi seiscientas personas que hicieron olvidar lo frío y desolado del exterior.

En los alrededores del club El Fortín (68 e/24y 25, atención bandas: ¿¡lugar nuevo!?), un barrio tranquilo miraba por las ventanas cómo distintos grupos se reunían a donde un foco brillaba e indicaba la puerta de entrada.

A las 02.00 AM del sábado 12 de Abril y después de que la murga Los Divorciados de la Mufa alentaran a la gente, los cinco camellos subieron a un escenario bien montado con dos torres de iluminación, las cuales a su lado contaban con cajas de sonido que estuvieron a la altura de las circunstancias.

De uno más (el barrio y la amistad), con el bajo bien rioplatense de Esteban Penovi , abrió el repertorio, avisando hacia donde iría el rumbo. Respetando el orden de las canciones del disco y sin interrupciones arribó Vamos llegando en donde un Chavo, que no pasaba los veinte años de edad, como la mayoría de los presentes, aportó desde la armónica el aire suficiente para darle fuerza final al tema.

Acaso los latidos se hicieron sentir en Corazón acelerado. La voz invitada de “Cocucha” de La Vieja Bis quiso darle al momento un espacio oscuro y , con aires algo ricoteros, cantaba... gran ritual de percepciones/que el pasado me robó/esa jirafa algo alocada de la nada apareció… .Con Desde el fondo se justificó la presencia de una pantalla que disparaba fotos a través de un cañón. Allí, en ese cuadrado blanco, el dibujo, que pertenece al arte de tapa de un chico tratando de encontrar la luz, le daba sentido a lo que acontecía en el escenario. Abajo, la ronda de gente se abría y cerraba en cuanto tema pudiera.

La mezcla de reggae, cuarteto, rock y candombe de Desbordar, hizo que la atención no se quitara de la proyección y un camello tridimensional con andar manso siguiera el tiempo del tema.Las historias de barrio no cesaban y son, sin duda, uno de los ejes de este grupo, que hasta en los temas nuevos como Vagón por vagón, una aproximación de rock ingles en sus guitarras, dijeron presentes.

Casi promediando el show llegó el momento más íntimo de la noche. Manu Rodríguez, solo y con acústica al pecho, se despachó con A tus vivencias empezando a transformar el estado de asombro inicial a una insinuación carismática hacia el público, que se reforzó con la versión cumbiera y respetuosa, ya con banda completa, de La rubia tarada.

Siguiendo la trama bailable y del juego de palabras en la poesía, tuvo un punto alto Saber que se va.Luego el atisbo de comportamientos ya extintos por parte del público del rock amagó con reaparecer en Pegaba más piola, pero el humo de color no llegó a esparcirse. La advertencia desde el escenario finiquitó cualquier especulación y lo que a esa altura ya era una fiesta, continuó, con los agradecimientos correspondientes.

El lazo indivisible que se va generando entre la gente y la banda, que tranquilamente podrían ser parte del público, se notó en, la muy platense canción, Diagonales, el mejor momento tanto arriba como abajo del escenario.

Una hora y cuarto alcanzó para que Se Va El Camello cuente, una vez más, las historias de barrio, noches, desamores y anécdotas, mostrando así oficialmente frente al propio público, su inicial trabajo discográfico. A las 03.15 AM los últimos acordes de ska del tema Murga dijeron basta, mientras que un trapo rezaba sobre el final de una frase: “Hagamos oídos sordos y escuchemos los ruidos… del silencio”






domingo, 4 de mayo de 2008

Paisaje funcional (cuento)


Gritó, exclamó, llamó la atención de todos los que pasaban por su lado. Una chica se le cagó de risa. Otro pibe que paseaba volado con su perro, escuchando Los Redondos, por un instante imaginó el video-clip de la canción que rebotaba en sus oídos. Los limpiavidrios y vendedores de flores del semáforo entre bolsa y bolsa de poxiran lo miraban. Supongo que nunca entendieron nada, o sí. Para muchos da lo mismo, mientras no estén, mejor.
Pero él, así estuvo toda la mañana. Cada tanto se callaba, al rato parecía hablar con alguien o con otras personas. Un oficial, con la cordialidad que merece por estar en el centro de la ciudad -porque los que están en las esquinas más transitadas aparentan amabilidad con los transeúntes, casi siempre civilizados- mientras mandaba mensajes de texto, lo vigilaba. Aunque eso significará desviar su atención de la municipalidad, en donde como todos los martes la punta entraba para hacer su delivery semanal, de cara a las agitadas jornadas políticas que asomaban.
Mientras tanto, ya eran casi las once de la mañana. El calor se inflamaba a pasos agigantados entre el asfalto, los gases de los micros y el paso fugaz y aplomado de la gente. Él seguía gritando. Algunas señoras, seguramente de familia tradicional, cruzaban la plaza para no chocárselo.
Profecías poéticas salían de su garganta ronca, entre alientos de mezclas e historias desconocidas. Vueltas de la vida que ninguno de nosotros comprenderemos. Pero ahí estaba…, como todos ese mediodía.
Cuando la ambulancia llegó con media hora de retraso, lo cargó. Los perros que lo rodeaban y los pibes del semáforo, bajando y ya sin tanto tolueno su organismo, se quedaron mirando la parte de atrás de la camioneta. El ruido del cierre de las puertas fue un tiro directo a la sien.
El diario del día siguiente no publicó nada. Los chicos de la esquina, entre malabares y falsos anhelos de libertad seguían ahí, los perros ahora corrían a las motos que frenaban en el semáforo o se peleaban por alguna hembra en celo. El policía, que era otro pero seguía siendo el mismo, hablaba por celular. Y las señoras de bien todavía no se animaban a pasar por la plaza… los pibes seguían descontextualizando el paisaje.
dibujo: nahuel torras