domingo, 31 de mayo de 2009

Enfrascos


Enfrascos en El Ayuntamiento
TRANSPIRANDO LA CAMISETA

Con la capacidad a más no poder, Enfrascos se despidió en su propia fecha del EP que les garantizó por el boca a boca, una proyección a futuro. Todas esas cosas que ya escuchaste: taco, sombrero pero sobre todo huevo arriba de las tablas

Por Facundo Cottet
Fue casi la liturgia nacional el reflejo de lo que subió al escenario de El Ayuntamiento. Nada del otro mundo. Es más: bien de este mundo, hasta de esta ciudad. “Enfrascos” descargó todo su repertorio a más no poder. Repasando todas las cartas que tienen para jugar: esas donde se mezclan el barrio, el fútbol, la murga, el adoquín, la bicicleta, la cumbia (pero la de acá), el lunfardo… la calle.
Iluminación verde, con un poco de humo de máquina para ambientar más la situación, el lugar repleto -donde sudaron algunas pieles- y el roce de hombros y brazos que estuvieron acorde al contexto. Todos parados, acá no hay mesas ni sillas. Se baila y se salta, no importa la columna que está en el medio de la gente. No importa si molesta la visual (cosa que sí hizo), no importa la previsibilidad de algún choque de cabeza contra ese poste, la banda ya está sobre las tablas y la música arranca.
“Ando, ando” fue la elegida por el grupo para empezar. El tema más pegadizo, y así dar la bienvenida a su fecha. Un estribillo que fundamentaba: Cantando un tango/intentando fantasear/que tu silueta me devuelva/ ese tono angelical .Entonces ahí la gente saltó. Lejos estaba el tema de sonar como un tango, la percusión con la guitarra hacían que un cuarteto cordobés en sus bases invada los oídos, hasta el final cuando el rock se coló por un rato.
Con remera del club de rugby de Los Tilos Fransisco Riera (voz) bailaba y se deslizaba siguiendo movimientos de escena ya conocidos. A su derecha una apuesta original de la banda: Victoria Torres Moure (corista/segunda voz). Es distintivo ver una mujer casi como frontwoman, en una banda al estilo de Enfrascos. Pero tampoco es fácil que su voz se inserte entre tanta percusión y esto por momentos se notó. Algunas deficiencias de sonido del lugar hacían perder el sabor que una voz femenina hubiese logrado si todo iba sobre los rieles sonoros adecuados. Abajo no importó mucho, la morocha se la bancó y hasta recibió halagos varios.
Y mientras la banda seguía lidiando con algunos retoques en la diagramación del sonido (por ejemplo, el bajista que pedía entre tema y tema que le suban el retorno de su instrumento) a veces los temas tenían fuerza, pero el volumen de las cajas estaba estancado en ese punto medio, de haberlo subido todo hubiera sido mejor. La cantidad de gente que se había acercado no fue planeada para ese tipo de volúmenes que por momentos pareció poco.
Pero el recital siguió su cauce, entonces Enfrascos aportó lo suyo. Repiques para entrar en una chacarera de la mano de “Brotan mi ganas”, una declaración de principios de parte del cantante hacia alguna “china” (si la banda fuera de algún pueblo olvidado del interior del país). Con pasajes de candombe, mezclando y mostrando un poco la escencia, esta banda hizo durante todo el recital una apuesta conocida pero arriesgada al mismo tiempo: acaparar un abanico de ritmos con un par de canciones.
Agradecen desde el escenario el apoyo al público que definitivamente es propio porque corean casi todos los temas. Las canciones que están registrados en el EP “Malabares” son gritadas (en su mayoría por gargantas femeninas).
El frenesí festivo baja los decibles, y ahí suena “Morocha”; de golpe se empiezan a ver chicas en los hombros de algunos verdaderamente caballeros cerca del escenario y la cara del cantante refleja una comunicación directa con las que están en las alturas. La canción parece “BsAs-New Yok” de Don Lunfardo en la intención. Los traumas de un amor más allá de circunvalación y la distancia que lo jode, entre otras cosas.
Desde el lado de afuera de la puerta alguien mira el recital, en un atisbo de correr la atención hacia ese lugar, los músicos avisan a la seguridad que dejen pasar a los pibes. Entonces se demuestra que “tienen códigos” y calle. La misma calle que le da espalda para hacer una versión con pasaje Hip-Hop para “Tango show”, aunque falta el invitado en la voz (un sujeto llamado Camilo) ahí se siente el punto alto del recital, donde los músicos muestran todo lo que tienen y caen parados ante ese desafío.
Por más de una hora el grupo (en momentos octecto) hizo bailar a quienes se animaban y podían entre el público. Vestidos con remeras de fútbol en una estética bien rioplatense y un proyector que disparaba imágenes de fondo en algunas canciones despidieron su primer EP “Malabares” para meterse a la semana siguiente de este show a grabar su primer disco.
Para atender: la cantidad de gente (dado su corta carrera) que se acerca a los recitales a enfrascarse. Porque, si el lugar se presta, es garantía casi seguro que los pies y la cabeza se van a terminar moviendo al escuchar sus canciones.

1 comentario:

Rocío Gariglio dijo...

Buena banda Enfrascos, cuando tocan es una fiesta!