martes, 11 de noviembre de 2008

Final feliz


Diego mete la mano en el bolsillo trasero del pantalón, saca un papel arrugado que dice Pau y tiene un teléfono,no sabe si el segundo número es un tres o un ocho pero deja ese papel arriba del televisor. Sabe que en un rato lo va a volver a mirar y taratará de acordarse cómo llegó a su pantalón. Abre la ventana y las nubes están radiantes porque no tapan al sol, le hacen compañía y él les da brillo. La radio escupe un informativo que Diego nunca escucha entero. Casi siempre deja todo a mitad de camino y lo sabe.
Desde no parar a escuchar sólo tres mintuos de radio a no decirle a su novia Tamara lo que realmente siente . Ella, también sabe como es Diego y no espera que termine lo que un día empezó, pero lo acepta. Quizá porque no tiene otra alternativa, porque en su casa nadie la escucha y como ahi no esperan nada de ella, ella tampoco espera mucho de los demás.
Mira el reloj, ya es tarde para desayunar y temprano para almorzar. Entonces resta esperar. Hojea una revista de hace un mes que llevaron sus padres un domingo de visita. Intenta barrer la cocina- living- comedor de su pequeño y primer departamento. Pasa una franela al televisor (que jamás anduvo, porque se lo trajo de la calle un día) y entonces vuelve al principio: agarra el papel, mira su celular, se fija la hora y se acerca el almuerzo. El número que fijura en ese papel arrugado corresponde a un teléfono fijo. No hay mensaje de texto que valga.
Llama, no pierde nada. Primero prueba con un tres y atiende una voz femenina que le dice hola (claro, que le iba decir), pero el tono se asemeja a una señora, grande. De más de sesenta. No se anima a hablar y corta. Después deja el número arriba del televisor otra vez y ahí lo abandona.
A la tarde pasa Tamara por su departamento y después de un poco de amor, comienza el terror para Diego. Su novia ve el papel con el nombre de Pau (Diego nunca termina lo que empieza y ese tedioso número sigue ahí, donde lo dejó). Entonces ella se va del departamento que ahora para Diego es inmenso y silencioso. Un impulso hace que termine algo: escuchar entero el resumen de noticias. Por eso se abriga y agarra su bicicleta para salir. Se enteró que no hay colectivos por una huelga de choféres y que el frío extrañamente revienta a la ciudad en esa época del año. Nunca probó con el número ocho para saber quién era Pau, tampoco supo más nada de Tamara.


Foto extraída del blog de Ana Clara Bórmida : http://www.quemundohostil.blogspot.com

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