miércoles, 5 de noviembre de 2008

La Flower Power en De Garage


Nota del diario de rock De Garage para el mes de noviembre



La Flower Power
“La gente nunca sabe lo que se puede llegar a encontrar con nosotros”

Cumpliendo con la promesa arrojada en nuestro número quince desde la sección Pogo, en este mes intentaremos develar la cosmovisión de La Flower Power, quiénes son, dónde y qué hacen estos músicos que viven “arreando la barrileteada a la cuarta dimensión”.

Por Facundo Cottet
Primero hubo que encontrarlos, tarea para nada fácil. En la agenda de la redacción de este diario, no figuraba un número de teléfono o dirección de mail que dé con tal misteriosa banda. Hasta que ese celular se consigue y la cita es en la previa de un show. Un día miércoles, sí un miércoles o madrugada de jueves, es lo mismo para muchos. La nota empieza en un bar y termina en una casa. Allí uno de sus integrantes suelta.
“Nosotros no ensayamos, sino que vamos a tocar a la calle. Ese es nuestro ensayo y aparte por tocar en la calle ganamos unos pesos. Eso es lo bueno”. El que comienza a explicar a La Flower es Toby Villa, guitarra, bandoneón, voces y uno de los fundadores del grupo que se mueve como un colectivo de músicos. Siempre con una base estable, pero siempre con intervenciones de amigos y músicos que “se copan” con la banda.
“Es la única banda que debe tener dos sucursales, porque somos tantos que nos podemos dividir. La otra vuelta, la mitad se fue de gira al sur y el resto se quedó acá y tocábamos ellos en un lado y nosotros en otro. Cuando volvieron y ya estábamos todos, tocamos en el Varieté y en Rukaché al mismo tiempo(dos bares, uno al lado del otro). Y nos íbamos cambiando de show en vivo!, algunos se bajaban y se mudaban al lado por un rato . Eran cosas totalmente distintas, pero las dos eran La Flower Power”, recuerda Toby
Desde los últimos meses La Flower es sinónimo de fiesta en nuestra ciudad, casi un ritual inacabable, interminable y sobre todo bailable que fue gracias al boca en boca ganando un lugar que ya asegura que: si está la flower hay, como dice uno de sus guitarristas “algarabía”. Sobre un escenario, una vereda o alguna escalinata de cualquier esquina céntrica se escucha jazz, blues, reggae, boggie boggie, rock, ska o cumbia, entre varios estilos más. “Lo que tenemos es que podemos tocar en un restaurant de San Telmo re careta hasta en un antro cualquiera y nunca va a ser igual. La gente nunca sabe lo que se puede llegar a encontrar con nosotros” sigue hablando Toby, mientras unas rastas le tapan los ojos.
Para seguir descubriendo el mundo de La Flower hay que decir que casi todos viven juntos, en una especie de cofradía y continuamente están tocando. “Para nosotros los feriados o los días que no tocamos son los lunes o martes y que encima no sabemos que hacer” dilucida entre intentos de respuesta su saxofonista, Beto Cuenca. Asimismo asegura: “Todo el tiempo estamos tocando, vivimos para la música y de la música. Este es nuestro camino y de última es como dice el disco “Los errores serán aciertos futuros”.
Porque claro, aunque sea casi como una congregación mística, nómade y ambulante La Flower Power tiene un disco. Sí, no todo es tan volátil en el proyecto de vida de estos seres. Se trata de un demo en vivo grabado en una sola toma el día 21 de agosto del 2007 en los estudio Jamming. Leo Enano (bateria) explica al respecto. “Fue una tarde. Entramos al estudio, tocábamos un tema, lo terminábamos y grabamos otro. Así con diez, que son los que quedaron en el disco”.
En vivo la banda suena a una zapada constante de distintos colores -sobre todo el verde- pero se manejan con una estructura metódica. El enano cuenta que “las bases están todas marcadas. Todos saben lo que tienen que tocar. Por ahí sí seguro que en vivo se zapa o metemos algunos arreglos, pero ya sabemos los temas. No es subir y ver que onda”.

Vivir tocando, vivir soñando
Siguiendo la huella de Jorge Pinchevsky -el violinista del rock- y bajo el lema “La magia existe”, La Flower Power hace música. De las veinticuatro horas del día, catorce serán aproximadamente las que dedican a lo que más saben hacer. Beto, cuenta un día de su vida y describe: “Ahora que se vienen unos días con sol y calor te motivan y te dan una patada para salir a tocar. El otro día salimos a las nueve y media de la mañana, estuvimos en el centro tocando a la gorra. De ahí, al mediodía estábamos en plaza San Martín hasta las tres de la tarde. Después nos fuimos a 7 y 50 del otro lado, (sobre el Pasaje Dardo Rocha) hasta las seis. A esa hora cruzamos la calle y tocamos -de vuelta en la plaza- en la glorieta en un festival. Así hasta las nueve de la noche cuando nos fuimos a tocar al bar (Viejo Varieté) hasta las siete y media de la mañana. Fue un día entero”
Algunos de sus miembros fijos además de los nombrados son: Ropo Centurelli en bajo, Facu Gelvez en guitarra, Chavo en armónica, Piter en trompeta, la Rusa en telcados y varios exponentes más que suben y bajan fecha a fecha, que aportan lo suyo desde percusiones, guitarras, y demás para asegurar que La Flower Power viva, más que nunca y sobre todo, en esta primavera de la ciudad cuadrada. Para hacer más placentero el paso por el centro o parar en alguna plaza y dejarse llevar por su enigma musical.
Sobre la mesa de la casa-escuela de música, llamada Jorge Pinchevsky, que tienen sus integrantes, el reloj marca las primeras horas de un nuevo día, que para La Flower Power sigue siendo el día anterior. Ya es jueves por la madrugada, unos dibujos representativos mezclados de culturas mayas, aztecas e incas sobre una pared vigilan la atmósfera. Llama la atención esas líneas sobre los ladrillos y su autor (Toby) desarrolla la explicación a los allí presentes. “Es la Culturamerikana, como el disco o como entendemos la música nosotros”.
Un violín a cargo de Fer Mosca aparece en un guayno norteño, para después sumergirse en un jazz con contratiempos de batería, le sigue un rockabilly al mejor estilo Johny Cash. Es la Flower Power que está tocando, entregando a los oyentes el sentimiento en su máxima expresión.
Ya dejó de ser un misterio (por lo menos para este diario). Ellos en tanto no paran, no miran, sólo tocan “ No tenemos conciencia por ahí de eso, de a donde viajan los discos. Nosotros los regalamos, como a las entradas. Acá, en Buenos Aires, en el sur o donde estemos. Pero que estamos haciendo ruido en la calle todo el día, seguro” dice Beto.
Sólo queda caminar por las calles, dejarse llevar por el instinto y encontrarlos. Si es en una fiesta cuando alguien vea a la banda, seguramente todo lo redactado parecerá ridículo o apenas se le acerque a lo que transmitan. Desde De Garage por lo menos se cumplió con lo prometido y La Flower escribió otra página más.

No hay comentarios: